Intervención en las Noticias de la 7 para hablar sobre Piromanía, como trastorno mental.

Los pirómanos no provocan incendios para obtener ganancias monetarias. Tampoco, por obtener venganza o mejorar su situación de vida. Los síntomas tampoco pueden responder a un patrón prototípico de delirios o alucinaciones.

Detrás de esto hay un un trastorno del control de impulsos que se caracteriza por la provocación de incendios y la atracción por el fuego ,donde en general, la persona que lo padece, llamado  pirómanosiente relajación y placer tras el inicio del incendio o al ver sus consecuencias.

Aunque la palabra pirómano parece de uso común -empezando por los medios de comunicación- «son pocos los casos de incendios provocados por ellos«. Como delito, éste se sitúa en el tercer puesto en la lista de posibles causas de incendios forestales tras la quema agrícola ilegal.

No se debe confundir con un incendiario, quien provoca los incendios de forma premeditada para obtener un beneficio personal, monetario o político. Los pirómanos no pueden resistirse al impulso de provocar un incendio y lo hacen sin una motivación concreta.

Sin embargo, No tenemos que olvidar que, aunque estas personas tengan este problema de conducta o alteración del control de los impulsos, no quiere decir que lo que hacen, deje de ser un delito es un delito.

¿Qué clase de trastorno hay detrás?

Para contestar a esto nos vamos a la definición que se da en la clasificación de psiquiatría DSM5, que considera este trastorno dentro del grupo de los trastornos disruptivos, de control de los impulsos y de conducta, y surge como una dificultad para resistir los impulsos de producción intencionada de incendios.

Los síntomas que establece esta clasificación incluyen:

  1. Provocación de incendios de forma deliberada e intencionada en más de una ocasión.
  2. Tensión o excitación afectiva antes de hacerlo.
  3. C. Fascinación, interés, curiosidad o atracción por el fuego y su contexto (p. ej., parafernalia, usos, consecuencias).
  4. Placer, gratificación o alivio al provocar incendios o al presenciar o participar en sus consecuencias.
  5. No se provoca un incendio para obtener un beneficio económico, ni como expresión de una ideología sociopolítica, ni para ocultar una actividad criminal, expresar rabia o venganza, mejorar las condiciones de vida personales, ni en respuesta a un delirio alucinación, ni como resultado de una alteración al juicio (p. ej., trastorno neurocognitivo mayor, discapacidad intelectual [trastorno del desarrollo intelectual], intoxicación por sustancias).
  6. La provocación de incendios no se explica mejor por un trastorno de la conducta, un episodio maníaco o un trastorno de la personalidad antisocial.

¿Se suelen tratar?¿Hay solución?

Se sabe que las primeras señales de alarma aparezcan cuando estas personas están en su niñez.

El tratamiento psicológico funcionará siempre y cuando la persona tenga conciencia del problema. El objetivo es conseguir que el sujeto aumente tanto su autoestima como su seguridad personal.  Se trabaja con ellos la psicoeducación de su enfermedad, habilidades de resolución de problemas, aprendizaje en estrategias de comunicación interpersonal y manejo de emociones difíciles como la ira y la impulsividad. Además, pueden ser adecuadas también las técnicas de relajación, el trabajo de autoestima y autoimagen, así como las habilidades sociales.

Un complemento a esto sería  La terapia familiar, que puede ayudar a los componentes a entender este desorden y al mismo tiempo enseñarles cómo mantener a la familia segura.

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